LA PROFESIONALIZACIÓN DEL MAESTRO Y LA
EVALUACIÓN DE SUS COMPETENCIAS
La profesionalidad del maestro
Durante los últimos
años la profesionalización del maestro ha experimentado una evolución
importante, consecuencia de los aportes y presiones y las ultimas formas de
afectación que sobre ella ejercen la configuración y el desarrollo de
sistemas educativos modernos; las transformaciones
de la sociedad en ámbitos de la producción económica, del poder, la política y
la vida cotidiana social y cultural. En el ámbito internacional el debate sobre
la profesionalidad del maestro, es decir, sobre la formación que tiene que dar
cuerpo a su profesión y reconocer sus alto nivel de competencia ha pasado a ser
tema de investigación y de desarrollo legislativo, de manera general se puede
afirmar que existe un consenso tanto internacional como nacional sobre la
necesidad de plantear el ejercicio de maestro, sus roles y sus funciones, lo
cual obliga a revisar las aplicaciones
que tales replanteamientos tiene en el campo de la formación. El sistema nacional de
formación de educadores propone pensar en la profesionalidad del educador a
partir de entender que en ella se involucra todo el ser del maestro, por tanto,
se requieren mejores condiciones de formación, de tal suerte que ellas impulsen
a su vez mejores condiciones de vida, personal y social. la tarea de renovar el
concepto de profesión educativa implica:
·
Fundamentarla
en autoridad que le da dominio del saber, el saber enseñar, la comprensión del
otro como ser humano integral y de la realidad donde ejerce su práctica( marco
integrador de la pedagogía)
·
Ubicarla
en un marco de desarrollo conceptual y reconocer un cuerpo de conocimientos
consistentes en la formación
disciplinaria e interdisciplinaria y en los campos de saber económico e
investigativo del maestro
·
Asumir
los problemas de las realidades educativas, pedagógicas y didácticas en su
carácter disciplinario e interdisciplinario, la práctica educativa y didáctica
con responsabilidad social, basada en competencias.
·
Apoyarla
en la investigación sobre los problemas fundamentales de la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación
para que sea la fuente de la formación de educadores.
La integración de los puntos anteriores, de logra, al
inscribir la profesión del maestro en una práctica social; es decir, al saber
en acto, el cual comprende e integra el saber teórico y sus respectivos
valores. Así, se entiende el ejercicio de la profesión del maestro no como un
apostolado, sino como una profesión con un fin determinado: contribuir en la
formación de los niños y los jóvenes que harán posibles la existencia de la
sociedad. . Responsabilidad que puede cumplir porque su profesionalidad está fundamentada
en la autoridad que le da elaborar y producir un saber, el saber educar. Otro
aspecto importante en este proceso de formación tiene que ver con los espacios
institucionales que organizan y estructuran el proceso, estableciendo las
condiciones institucionales que favorecen u obstaculizan una preparación
relevante. El maestro como sujeto de saber y práctica pedagógica fortalece los
diálogos con las ciencias que enseña. Así el campo de la educación y de la pedagogía,
por supuesto recoge todo lo que se produce desde las comunidades científicas.
La profesión del
maestro: una práctica social y cultural
La práctica social educativa del maestro se desarrolla en
un contexto amplio y complejo que le exige orientar la formación de las
personas; potenciar el desarrollo social cultural de los grupos y las
comunidades y responder a las necesidades relacionada con lo micropolítico, la
normatividad sobre la educación, la escuela y su funcionamiento. El maestro
como sujeto de saber y practica pedagógica fortalece los diálogos son las
ciencias que enseña. Así, el campo de la educación y de la pedagogía, por
supuesto recoge todo lo que se produce desde las comunidades científicas. Aunque
parezca un lugar común, es indispensable hacer explícito el sentido y el reconocimiento
del maestro en la existencia de las sociedades. No habrían sociedades sin
maestros que permitan la conservación, es el maestro quien enseña los objetos
de conocimientos producidos en las comunidades científicas. Es preciso
detenerse en las interrelaciones que se establecen en la formación y el
ejercicio de la profesión. Hay interrelación cuando se propicia la formación de
un maestro desde ciertas teorías pedagógicas. En estas interrelaciones se despliega un espacio para la práctica,
acompañado de una disciplina, donde se dibuja ya no solo una reflexión sobre la
enseñanza, sino también sobre el aprendizaje y la evaluación.
A formación del maestro como licenciado puede interpretarse
como la autorización que este recibe para ejercer la docencia n los diferentes
niveles del sistema educativo. La formación de los maestros como proyecto
formativo integrado, requiere salir de un esquema tradicional y positivista,
desde el cual el conocimiento pedagógico se alcanza a través de teorías y
conceptos. La docencia implica tareas de planeación, desarrollo y evaluación de
los aprendizajes.
En los planteamientos y discusiones sobre la formación
inicial de los maestros es posible identificar cinco elementos fundamentales
que la orientan; El primero es el que señala el sistema nacional de formación
de educadores, al determinar la razón de ser de las escuelas normales
superiores y las facultades de educación, el segundo esta señalado por la
constitución política de 1991, la ley 30 de 1992, la ley 115 y el decreto de 272
de 1998, el decreto de 2003 y e 1036de 2004, se refiere a la formación integral
del maestro, cada una de estas normas aporta aspectos relacionados con la
necesidad de apropiarse de los elementos básicos para comprender la evaluación
histórica y el ordenamiento social, además aspectos de orden cultural, ético-político y los propósitos de
la educación superior. El tercer elemento son los núcleos del saber pedagógico,
que son la base de la formación pedagógica, los cuales se encargan de asegurar
una línea esencial y común de identidad profesional de los educadores. El
cuarto elemento son los saberes que se van construyendo en cada una de las
instituciones formadoras, como productos de la reflexión y de la práctica. Y el
utimo elemento tiene que ver con la investigación y la tecnología como
componentes básicos en la formación y practica del maestro.
La evaluación en
el contexto de calidad y La evaluación
por competencias en el marco de los ECAES
La evaluación desde el contexto de la calidad, tendría que ver
con muchos asuntos y es propicia a muchos debates sobre lo que se juzga y lo
que se califica. La evaluación se mueve entre dos tensiones importantes: por un
lado las tendencias nacionales, que se supone, intentan recoger las
características y condiciones de lo regional y por otro las tendencias
internacionales que determinan y condicionan no solo la formulación y de
políticas sino los aspectos culturales que expone y representa y por supuesto
las acciones económicas.
La evaluación que se hace a los maestros, en la experiencia
colombiana, ha tenido como fuente de referencia la evaluación de los logros de
los estudiantes, implicando que indirectamente estos son reflejos de la
personalidad del docente y su efectividad en los manejos de los contenidos y de
las formas de enseñanza en general, entre otros. Varias dificultades se han
encontrado, el lastre de entender la evaluación como acto terminal para medir y
clasificar.
En una evaluación por competencias se pretende: reducir la
fuerza de la evaluación de información aprendida; dar más peso al valor
formativo de aquellos que se va a evaluar;
lo cual implica una revaloración del objeto de evaluación y de sus propósitos;
ir más allá de la simple acumulación de los conocimientos específicos de la
enseñanza, el aprendizaje y la evaluación, los avances en los conocimientos
sobre la pedagogía, la epistemología de las ciencias, las didácticas
específicas y las ciencias cognitivas.
En cada una de las seis competencias propuestas se asume la
presencia de elementos de orden interpretativo, argumentativo y propositivo que
el ICFES determina para la construcción de los ECAES:
Las competencias que se evalúan en cada prueba son:
1. Saber que es, como se procesa y
para qué es el énfasis. Se asocia con los saberes específicos propios de cada
disciplina.
2. Saber enseñar el énfasis, es la
organización de los saberes específicos como proyectos sociales y culturales.
3. Saber organizar, desarrollar y
dirigir situaciones y ambientes de aprendizaje, se refiere al planteamiento de
los procesos de enseñanza de aprendizaje y de evaluación.
4. Saber evaluar, se refiere los saberes relacionados con las distintas
practicas evaluativas.
5. Saber proponer, desarrollar,
sistematizar y evaluar proyectos educativos y de aula, tiene como propósito
identificar y resolver problemas educativos y escolares.
6. Saber articular la práctica
pedagógica a los contextos. Se trata de relacionar la práctica pedagógica con lo institucional,
lo administrativo y lo político.
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